Cuatro años después de los encierros

Ha pasado un tiempo considerable, la perspectiva es más clara ahora y por ello es importante hablar sobre si nos equivocamos o no con las medidas tomadas durante la pandemia.

Me sostengo en la idea de que la pandemia del Covid en 2020 es hasta ahora el evento histórico más importante en lo que llevamos de Siglo XXI. No olvidemos que a estas alturas hace 4 años, 1 de cada 3 habitantes en el mundo estaba bajo confinamiento. En aquel entonces, Europa, todo el continente americano, algunas naciones de África, Asia y toda la India tenían a sus habitantes encerrados.

El olvido es poderoso, tanto así que estamos olvidando algunos detalles de este evento que en su momento no dejó a nadie indiferente. He planteado en diversas ocasiones e incluso en los textos que escribí en aquellos años que la reacción global fue exagerada. Hoy por hoy tengo una noción más moderada y también entendí que varios de mis pensamientos sobre lo que sucedía eran erróneos.

La mortalidad propia de la pandemia derivó en un evento que conocemos como El Gran Confinamiento. En aquel entonces y bajo la premisa «te estamos cuidando la vida» se vió la violación de libertades y derechos individuales más grandes que en mi vida haya visto. Hoy por hoy tenemos la ventaja de contar con el sesgo de retrospectiva y plantearnos si fue necesario o no el tipo de intervención que se hicieron.

Desde aquel entonces se era consciente que la idea de erradicar la enfermedad era imposible. Aunque esa fue la apuesta de China cuando se hicieron los confinamientos en Wuhan, con el pasar de los años su estrategia cambió; un virus con tan facil capacidad de contagio es casi imposible de detener. Al día de hoy y durante el resto de nuestros vidas siempre existirá la amenaza de morir por este virus, la enfermedad se une a incontables más como una causa de muerte a la que nos debemos enfrentar.

Para ser sinceros y si yo hubiera sido un jefe de estado en aquel entonces, hubiera tomado la decisión que casi todos tomaron en aquel momento y era el confinamiento de la población. Lo digo por la presión mundial que había de hacerlo, el miedo y también el rol de los medios de comunicación que inundaron de miedo (algo irracional) a la población. El mundo pedía un confinamiento, prácticamente no había una solución políticamente viable en términos de popularidad mejor que esa.

De los confinamientos se dieron varios sucesos interesantes como la llegada de fauna exótica a algunas ciudades, los horarios de aplausos al personal médico, las redes de cooperación, el alivio ambiental, etc. También sucedió lo que a mi juicio es uno de los grandes hitos de la ciencia moderna: Las vacunas desarrolladas en tiempo record y su consecuente revolución en los tratamientos inmunológicos.

Las inolvidables postales de ciudades desoladas, de personas con comportamientos extraños, se complementó con un autoritarismo que quería hacer ver como delincuentes a cualquiera que pisara la calle. El problema no solo fue la excesiva represión, otra de las graves consecuencias de las cuarentenas fue la crisis económica que emergió de ella. Hoy seguimos pagando las consecuencias; la inflación que se dio en el mundo es parte del efecto dominó, sin contar con el aún incalculado daño a nivel mental que causaron los encierros.

A pesar que se sabía que el Covid no desaparecería sino que se convertiría en otra forma de morir era cierto que el objetivo como tal era frenar su velocidad. Las más recientes estimaciones calculan que en estos 4 años el Covid se ha llevado 17 millones de vidas, por supuesto casi todo concentrado entre el 2020-2021. Hay que tener en cuenta que esto es un número oficial lo que significa que el número real es sin duda alguna mucho mayor.

Entre esas 17 millones de vida oficiales, a modo personal conocí dos fallecidos. Seguramente el lector conocerá alguna historia en la cual este virus arrebató a un ser muy importante (para ustedes mi más sincero abrazo). Por tal motivo, mi intención con este escrito no es ser un negacionista de la enfermedad ni nada por el estilo, porque hablamos de algo que en su momento fue demasiado grave. Mis cuestionamientos se dirigen a la manera en que lo abordamos.

Ahora bien, lo que pasó con el Covid ya es parte del pasado, sin duda es uno de los eventos más estudiados por diferentes ramas de la ciencia como la epidemiología, inmunología o la misma economía. Las decisiones que se tomaron fueron esas y las consecuencias que tenemos son las que hoy vivimos. Lo importante aquí es saber que las pandemias no son un capitulo cerrado de la historia humana y que sí o sí en algún futuro nos enfrentaremos con algo similar: un virus de transmisión respiratoria con una alta capacidad de contagio y una mortalidad no muy elevada. La pregunta es ¿Actuaremos igual?.

No se deben desaprovechar los conocimientos y reflexiones hechas durante este tiempo. La humanidad es consciente que la sombra de las pandemias siempre aparecerá en cualquier momento. A ciencia cierta hoy vivimos en medio de enfermedades que en algún momento parecieron ser nuestra causa de extinción.

Quiero hacer énfasis que mi pregunta sobre si actuaremos igual se enfoca en los virus que son parecidos al Sars-Cov-2. Porque en sí no sabemos si las próximas pandemias sean por transmisión sexual como el VIH o dispersas a través de animales como lo fue la peste negra. En caso que sea otro tipo de transmisión por supuesto que se requerirá de otro tipo de medidas.

Retomando la idea, una lección importante para las generaciones que se enfrenten a este virus de carácter respiratorio es saber que las cuarentenas causaron dolor, tristeza, llevaron a quiebras y a suicidios, la salud mental de una generación se vio destruida. Por otro lado, creo que lo más incómodo sobre este tema es que no sabemos si a ciencia cierta valió la pena. En el mundo de las decisiones de alto impacto, se entiende que no hay un escenario 100% bueno, toda decisión tiene efectos secundarios indeseados. Dejaré en mano de académicos el veredicto si las cuarentenas podrían haber sido evitadas o no.

Lo que sí tengo claro es que no hay nadie que haya hecho el análisis perfecto de la situación. Todos de alguna manera estábamos equivocados en nuestras conversaciones sobre el Covid y esto es importante tenerlo en cuenta. En lo que creo que sí es importante dar un paso es recordar que en los momentos más angustiantes es más que nunca necesaria la racionalidad. Si bien las buenas intenciones son válidas, esto no es suficiente para tomar las mejores decisiones de carácter público.

¿Qué reflexiones te deja lo sucedido durante la pandemia contando con la ventaja de ver en retrospectiva lo sucedido?.

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