Historia y enseñanzas de una bancarrota

Caí en quiebra y quiero compartirles algo de las lecciones aprendidas. Este texto les ayudará para evitar caer en dicha situación.

Definamos como quiebra o bancarrota la situación en la cual nuestro total de pasivos (deudas o bienes que se desvalorizan) son mayor que los activos (propiedades, acciones, liquidez) que poseemos significando que nuestro patrimonio está en negativo. Ante tal situación no podemos hacer más frente a las obligaciones financieras y no podemos seguir respondiendo por ellas.

De ese proceso vengo en mis últimos meses, un tiempo prolongado que dediqué a soportar las deudas que iban creciendo hasta el punto donde no se pudo pagar más. Al final terminé debiéndole dinero a más de 9 instituciones y ya estoy en el proceso para declararme en quiebra. Llegué a este punto desde el año 2020, anteriormente a ello había manejando bien mis deudas dado que era un principio de mi vida financiera no deberle dinero a nadie.

Empecé con mis deudas desde el año 2017 y a pesar de no poseer una propiedad, mi buen comportamiento con las entidades financieras fue aumentando mi capacidad de endeudamiento. Recuerdo que hacía años recién entrando mi veintena le temía a las tarjetas de crédito, las consideré como una especie de demonio pero comprendía algo bien desde el principio, bien utilizadas son una muy buena herramienta.

Pasé teniendo buen control de mis deudas hasta que llegó el año 2020. Lo primero fue que previo a la pandemia terminé aceptando casi que cada propuesta que me ofrecían de créditos, todo ello con la plena certeza que podía pagarlo y manejarlo como lo llevaba haciendo desde hacía casi 3 años. La llegada del covid me cambió todos los planes y sobretodo me llevó al punto de tomar importantes decisiones financieras para contrarrestar los difíciles efectos de la pandemia.

Uno de los primeros puntos era mi empresa de iluminación solar, para marzo de 2020 la organización apenas contaba con pocos meses de vida. Es claro en el mundo de los negocios que una de las partes más difíciles es el comienzo, el primer y segundo año son tiempos donde ocurre una sangría empresarial y la mayoría de proyectos iniciados fracasan. Si a este hecho le añadimos una pandemia que mandó a toda la economía a paralizarse era evidente que se debían tomar decisiones. .

Lo segundo es que mi familia tiene otro negocio y es un bar (espacios de venta de bebidas alcohólicas) el cuál es de mi madre. No sabíamos cuanto tiempo iban a estar cerrados este tipo de negocios, recordemos que por la naturaleza del virus el sector del turismo y el entretenimiento nocturno se fueron a una masiva quiebra. Por aquel entonces teníamos los dos negocios en alto riesgo, el primero porque era una empresa recién nacida y el segundo era un negocio en un sector de la economía que fue muy perjudicado por las cuarentenas.

Postal de las cuarentenas

Dicha situación me llevó a tomar la decisión de pedir otros prestamos bancarios y me fui obligado a utilizar todo el cupo de mis tarjetas de crédito. Era consciente en ese entonces que pasaríamos varios meses con poco flujo de capital por lo que decidí tomar el riesgo de continuar con los negocios. La razón principal fue porque creía en ambos proyectos, mi empresa de energías renovables mostraba señales de que un gran futuro era posible. Del lado del bar de mi madre tomé otra apuesta que fue justificada en dos cosas:

  1. Los negocios que tienen que ver con licor son buenas opciones en tiempos de recesión. Las personas no dejan sus vicios en tiempos de crisis, antes se apegan más a ellos como una vía de escape ante la pesada realidad.
  2. Era consciente que mucha competencia quebraría por lo que ya en el momento de una recuperación económica nos daría una ventaja importante el hecho de mantenerse sostenida.

Luego de los primeros meses de tomar estas decisiones ambos negocios pudieron volver a operaciones. El problema de ambos es que tuvo que pasar más de un año (hasta junio de 2021) para volver a tener una economía relativamente normalizada. Durante este tiempo en Colombia se decretaron cuarentenas en fines de semana, hubo cierres en fechas importantes y habían muchas restricciones en materia del entretenimiento nocturno.

Es claro en el mundo de los negocios que una de las partes más difíciles es el comienzo, el primer y segundo año son tiempos donde ocurre una sangría empresarial y la mayoría de proyectos iniciados fracasan.

A medida que mis deudas aumentaron empecé a utilizar una estrategia de ir pagando las tarjetas de crédito entre ellas. Hay algo con esas tarjetas y es que lo más importante es pagar las cuotas; con el solo hecho de hacerlo disponemos de nuevo del cupo. De esta manera llevé 3 tarjetas de crédito por casi un año completo. Por supuesto el precio a pagar era el aumento constante de los interese que hacía cada cuota más difícil que la anterior.

Mi apuesta era soportar el mayor tiempo posible esos gastos mientras los negocios despegaban, pero acá cometí otro error. Durante el 2021 y como mencioné en este texto, mi error más garrafal en materia empresarial fue el de haber mantenida una estructura de costos más grande que lo que la empresa podía pagar.

La empresa estaba en déficit

Esto se debió a dos razones, la primera nuestra falta de experiencia y conocimiento de asuntos que a simple vista son muy básicos y la segunda fue debido a que tuvimos un tiempo de buena liquidez producto de dos inversiones que recibió la empresa. Nuestra idea errónea fue asociar una mayor cantidad de empleados a una mayor productividad, pero en últimas esto no pasó y así cometí un error que costó mucho dinero.

A tal punto y sosteniendo varias deudas me hallaba en el momento donde recibía muchas llamadas diarias de los bancos por culpa de algunos pagos atrasados. Aproveché lo último que me quedaba de mi buen historial crediticio para soportar unos pagos de la empresa que como anteriormente dije estaba arrojando perdidas debido a la estructura que tenía.

Ante tal situación y viendo que no tenía manera de pagar las deudas y tampoco sostener la nomina que teníamos se tomaron dos decisiones : Recortar personal en la organización y dejar de pagar las deudas para poder declararme en quiebra.

La sensación de estar en quiebra no es nada agradable ya que se siente como un fracaso enorme. Desconfías de tus capacidades administrativas y piensas que todo el mundo te juzgará por ello. Pero al igual que yo no abandonaría un ser amado solo porque está en quiebra así mismo pasa con nosotros. La verdad esta situación es un buen filtro para reconocer quiénes son los que realmente te quieren.

La verdad tampoco es fácil lidiar con tantos bancos llamando a diario. En medio de su peso emocional y lo difícil que es eso al menos hubo dos revelaciones que fueron positivas. La primera es que estaba en lo cierto con respecto al bar de mi madre, ante la falta de competencia y una adecuada reactivación en la actualidad hay un buen nivel de ventas que va dejando atrás cualquier idea de cierre.

La segunda fue entender que mi empresa es una buena idea de negocio. En el 2021 tuvimos un aumento del 300% a nivel de ventas comparado con el 2020. A pesar de dicho aumento nuestra falta de conocimiento no nos permitió disfrutar este crecimiento, por lo que casi todo el dinero terminó en manos de una estructura de costos que no era nada productiva.

Lecciones de una bancarrota

Son muchos los aprendizajes que se tienen de una situación difícil, bien decía Bill Gates que el éxito es un mal consejero. De mi situación de quiebra les comparto lo siguiente:

1- Tener siempre en mente que las deudas pueden ser adictivas. Al final acostumbramos a solucionarlo todo por este medio y eso es lo que nos lleva a meternos en ese agujero negro.

2- Hay vida después de esto, por supuesto las soluciones son dolorosas y quizás tarden años en completarse pero no tiene que ser el fin de todo. Como ocurre muchas veces nuestra ansiedad imagina escenarios muchos peores de los que terminan pasando.

3- Escuchen a los asesores financieros; me hubiera evitado muchos problemas tan solo por haber puesto más atención.

4- No te confíes porque lo has hecho bien en el pasado, lo mejor es seguir aprendiendo.

5- Si lo hacemos bien los aprendizajes siempre van a estar con nosotros y eso invaluable.

6- Los que realmente te aman seguirán contigo o ¿tú abandonarías a alguien que ama solo porque cae en bancarrota?

7- Seguro alguien hablará y te criticará de esta situación a tus espaldas, no te preocupes ellos son realmente pocos; la mayoría siguen concentrados en sus propias vidas.

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